Globo, Migrantes, Multicultura, Reino Unido

Los ‘Tories’ y su cruzada contra los inmigrantes

La nueva Ley de Inmigración y, en general, las políticas contra inmigrantes y refugiados de las últimas décadas, así como las pesadillas vividas en los centros de detención, reproducen un sistema racista inherente a la historia de Gran Bretaña. Hoy más que nunca urge la fuerza de los movimientos a favor de los Derechos Humanos.

 

Todos somos inmigrantes. Foto de Alisdare Hickson / Flickr. Creative Commons License.

Juanjo Andrés Cuervo

 

El próximo 18 de marzo, en diferentes partes del mundo, se realizaran protestas contra la explotación de las minorías étnicas, contra la discriminación y olvido a la cual han sido sometidas. El Reino Unido no es la excepción, más aun cuando ha sido nuevamente escenario de medidas que atacan sin compasión a la diáspora.

En los últimos años, el Gobierno conservador del Reino Unido ha puesto en marcha una serie de medidas para restringir la llegada de inmigrantes y refugiados al país. La Ley de Nacionalidad y Fronteras establecida el 27 de abril de 2022 fue un ejemplo de esta realidad. Ese mismo año, los tories llegaron a un acuerdo con Ruanda para deportar a personas a ese país. Esta política racista creó una enorme polémica en la esfera pública.

El historiador Richard Evans, especializado en la Alemania moderna, expuso una analogía entre esta ley y uno de los momentos más lúgubres del siglo pasado: «El plan del gobierno británico de deportar a los solicitantes de asilo a una zona tropical de África recuerda irresistiblemente al fallido plan nazi de deportar a los judíos a Madagascar».

Actualmente, los intentos del gobierno por deportar personas a Ruanda han sido bloqueados por los tribunales. Además, cientos de personas protestaron ante el Ministerio del Interior y muchos manifestantes bloquearon las carreteras para detener las deportaciones.

Primer Ministro Rishi Sunak. Foto de Simon Dawson / No 10 Downing Street / Flickr. Creative Commons License.

Sin embargo, pese a la presión popular, los conservadores no han renunciado a sus objetivos. Prueba de ello es que el martes 6 de marzo, el mismo Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, presentó en el Parlamento el proyecto de ley sobre inmigración ilegal. Éste va en consonancia con su lema «Detener los barcos» que llegan a través del Canal de la Mancha.

Hacerlo implica incumplir la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, una conocida norma internacional de derechos humanos. No es de extrañar que horas después, la agencia de la ONU para los refugiados lanzara un comunicado señalando que así se extinguirá «el derecho a solicitar protección como refugiado en el Reino Unido». Pero esto sigue una tendencia arrastrada históricamente por las élites británicas contra las minorías étnicas más vulnerables. Las políticas antiinmigración son herederas del sistema colonial.

La historia del racismo

El 1 de agosto de 1834, Gran Bretaña aprobó la Ley de Abolición de la Esclavitud, que ilegalizaba la posesión, compra y venta de seres humanos como propiedad en todas sus colonias del mundo. Sin embargo, un sistema basado en la opresión se mantuvo ferozmente en las colonias de todo el mundo.

Durante más de un siglo, se cometieron abusos sistemáticos contra los nativos en la India y en muchas regiones de África y el Caribe. Cuando se inició el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial, la violencia ejercida por el Reino Unido no cesó.

Todos somos inmigrantes. Foto de Alisdare Hickson / Flickr. Creative Commons License.

A

pesar de que en 1948 se creó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, décadas después los británicos continuaron con sus asesinatos sistemáticos en sus colonias.

Por ejemplo, el levantamiento Mau Mau en Kenia contra los colonos fue aplastado por la fuerza. Aproximadamente 1,5 millones de personas fueron obligadas a ir a campos de concentración donde sufrieron torturas, violaciones y otras violaciones.

En “Britain’s gulag: the brutal end of empire in Kenya, la historiadora Caroline Elkins retrata los crímenes cometidos por los británicos contra la población africana. En la actualidad, las políticas contra inmigrantes y refugiados, y las pesadillas de los centros de detención reproducen un sistema racista inherente a la historia de Gran Bretaña.

El documental «Silence Heard Loud» de Anna Konik muestra algunos de los muchos testimonios de personas que han estado encarceladas allí. El horror y la agonía que viven los refugiados dentro de los centros de detención británicos forman parte de un mecanismo enraizado en el racismo y de un mecanismo estructural construido sobre el odio hacia los extranjeros.

Los movimientos sociales contra el racismo

El sábado 18 de marzo de 2023 habrá manifestaciones en todo el mundo. En el Reino Unido, el Día contra el Racismo de la ONU tendrá lugar en Londres, Glasgow y Cardiff. Bajo el lema #RESISTRACISM, seguirá las premisas globales de «movilizar a la mayoría y levantarnos juntos contra el racismo y el fascismo».

Pakistán. Peshawar. 1984. Niña afgana en el campo de refugiados de Nasir Bagh. © Steve McCurry Magnum Photos / Flickr. Creative License Commons.

Las protestas antirracistas comenzaron a dar forma al mundo contemporáneo durante la década de 1950. Los sucesos acaecidos en Estados Unidos encendieron la llama para iluminar un camino ensombrecido por el fantasma de la supremacía blanca.

Personajes como Martin Luther King Jr, Angela David, Malcolm X, Rosa Parks, James Baldwin o Fred Hampton se convirtieron en

figuras destacadas de la lucha contra el racismo. El Movimiento por los Derechos Civiles fue el epítome de todas estas luchas.

Durante aquellos años, la guerra de Vietnam fue otro ejemplo del racismo inseparable en Estados Unidos contra una población a la que consideraban inferior como ellos. En todo el mundo, los movimientos pacifistas unieron a muchas comunidades, creando una esfera interseccional.

Fred Hampton, presidente de los Panteras Negras en Illinois, Chicago, quiso avanzar en los objetivos del grupo creando la Rainbow Coalition, una alianza entre los Panteras Negras, la Young Patriot Organization (YPO), formada por sureños blancos pobres, y los Young Lords latinos. Ypese a que se consiguieron muchos logros, aún queda camino por recorrer. Como advertía Martin Luther King Jr en su Carta desde la cárcel de Birmingham: «El gran escollo del Negro en el camino hacia la libertad no es el Consejero Ciudadano Blanco o el Ku Klux Klanner, sino el blanco moderado que está más dedicado al ‘orden’ que a la justicia; que prefiere una paz negativa que es la ausencia de tensión a una paz positiva que es la presencia de la justicia.»

En otras palabras, en la lucha contra el racismo no es posible permanecer ambivalente.

Todavía hay esperanza. El hecho de que cuatro hombres blancos de Black Lives Matter fueran a juicio por retirar la estatua del esclavista Edward Colston en Bristol no fue excepcional. Es el ejemplo de que la interseccionalidad solidaria se ha arraigado en nuestra sociedad.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin) 

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*