Desde el 1 de enero de este año hasta la fecha cerca de 62 mil inmigrantes irregulares han desembarcado en costas italianas, más del doble de los 27.346 reportados en igual período de 2022.
Desde que el 28 de junio arribaron 1.292 inmigrantes a las costas de esa la isla italiana de Lampdusa, han seguido llegando otras barcazas que agravan la crítica situación en materia migratoria en esta geografía europea. La situación es delicada, más cuando el centro de acogida de Imbriacola, tiene capacidad para 400 personas, pero al día de hoy alberga de cinco veces esa cantidad.
La mayor parte de las barcazas que llegaron entonces, procedían de Monastir y de las islas Karkenna, en Túnez, cargadas de nacionales de ese país, así como de Egipto, Gambia, Marruecos, Mali, Somalia, Guinea, Etiopía, Burkina Faso, Camerún, Siria, Costa de Marfil y Sudán.
Ese mismo día la primera ministra, Giorgia Meloni, anunció ante el Parlamento que la migración irregular sería un tema central de la cumbre de la Unión Europea que tuvo lugar en días pasados en Bruselas, pero ya se sabe que dicha cumbre terminó si llegarse a algún acuerdo migratorio.
De hecho culminó sin superar las divisiones y el bloqueo impuesto por Hungría y Polonia al Pacto sobre Migración y Asilo.
En tanto, miles mueren cada año en su intento por pisar suelo europeo por las diferentes rutas, tanto terrestres como marítimas, un hecho denunciado y repudiado por organizaciones internacionales y de derechos humanos.
Lo cierto es que en el mes de junio llegaron a Italia 10. 913 inmigrantes, cifra que supera en más de 2 mil los 8.152 que arribaron en igual etapa del pasado año y casi duplica las 5.840 personas registradas en 2021, según indica el último reporte del Ministerio del Interior.
(Fotos: Pixabay)
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