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No traiga ropa

El nudismo nunca formó parte de su estilo de vida, pero a Virginia Woolf le gustaba recordar a los amigos que invitaba a su casa que «no trajeran ropa».

 

Portaretrato de Virginia Woolf. © Houghton Library, Harvard University.

 Sean Sheehan

 

Lo que ella entendía por «ropa» era la moda tradicional que en los años veinte dictaba cómo debían vestir las mujeres y los hombres de clase alta, una codificación que perdura hoy en día con la suposición generalizada de que salir a cenar fuera exige prestar atención a la vestimenta.

Charles Porter toma a seis miembros del grupo de Bloomsbury, al que pertenecía Virginia Woolf, y muestra cómo cada uno de ellos se enfrentó a esta codificación.

Woolf podría describirse como no binaria o trans, y Porter acierta al evitar pasar de puntillas por ello, como han hecho tantos relatos de su vida y obra.

En una de sus novelas, «Orlando» (1928), el personaje principal pasa de masculino a femenino, momento en el que la autora escribe cómo la ropa «cambia nuestra visión del mundo y la visión que el mundo tiene de nosotros» y cómo el binario de género es una construcción social mediada por la ropa que llevamos:

En todo ser humano se produce una vacilación de un sexo a / otro, y a menudo es sólo / la ropa la que mantiene la semejanza masculina o femenina, / mientras que por debajo el sexo es todo / lo contrario de lo que es por encima.

El economista John Maynard Keynes también pertenecía al grupo de Bloomsbury, era decididamente gay de joven y más tarde bisexual, pero su forma de vestir – invariablemente vestido con traje, camisa y corbata – reflejaba el profundo conservadurismo de su clase; nunca buscó escapar de las limitaciones sartoriales.

Uno de sus muchos amantes fue el pintor Duncan Grant, a quien, a diferencia de Woolf, sí le gustaba estar desnudo (igual que le gustaba pintar desnudos masculinos) y Keynes le fotografió sin ropa cuando pasaron unas vacaciones en Grecia.

Cuando se vestía, como muestra Porter a través de una serie de fotografías, lo hacía con un despreocupado desprecio por las convenciones que puede ayudar a explicar por qué la hermana de Woolf, Vanessa, le quería lo suficiente como para que vivieran juntos durante más de cuarenta años.

Virginia Woolf fumando. © Houghton Library, Harvard University.

El sexo dentro del grupo de Bloomsbury, complejo y fascinante, es uno de los temas de este libro bien investigado y muy ameno. Charlie Porter es un escritor de moda y la fuerza de “Bring no clothes” reside en la abundancia de fotografías que muestran cómo se vestía y desvestía el grupo de Bloomsbury.

Porter no ignora la estructura de clases de la sociedad que situaba al grupo de Bloomsbury como un grupo privilegiado de clase media alta que no tenía que preocuparse por los salarios bajos.

Se fija, por ejemplo, en cómo vestían sus empleados cuando trabajaban en las cocinas y en los alrededores de las casas de sus empleadores.

Admira las prendas holgadas, estampadas y a veces con bolsillos de los criados, que les permitían moverse con facilidad, y señala que hoy en día se venden versiones manufacturadas a precios elevados, pero que quienes las fabrican cobran salarios mínimos y quienes las entregan a los clientes en línea probablemente tienen contratos de cero horas.

«“Bring no clothes”, de Charlie Porter, ha sido publicado por Penguin.

(Traducido por Camila Márquez) – Fotos suministradas por la editorial.

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