Chile: Septiembre 1973

«La fotografía documental sigue siendo importante hoy en día, pero hace cincuenta años era absolutamente vital y Chas Gerretsen proporciona pruebas visuales de lo que ocurrió: la vida cotidiana, las manifestaciones, los disturbios civiles y el golpe de Estado del 11 de septiembre.»

Sean Sheehan

Salvador Allende ganó la presidencia de Chile en 1970 y, como líder de una coalición de izquierdas, declaró lo que había que hacer: «Avanzamos hacia el socialismo, no desde el amor académico a un sistema doctrinario, sino alentados por la fuerza de nuestro pueblo, que sabe que es una exigencia ineludible si queremos superar el atraso y que siente que un régimen socialista es el único camino de que disponen las naciones modernas que quieren construir racionalmente en libertad, independencia y dignidad.»

Los principales programas de bienestar social se pusieron en marcha frente a la oposición sostenida de las fuerzas conservadoras que, hacia finales de 1972, instigaron una oleada de huelgas destinadas a paralizar el país.

Las tensiones raciales dentro del país, entre los descendientes de indígenas con carencias materiales y la élite totalmente blanca, se inscribieron en el conflicto entre los partidarios del gobierno y los grupos de la oposición. Los grupos de derechas, ayudados por la CIA (y la Iglesia Católica), se dispusieron a socavar el gobierno democráticamente elegido de Chile. El 4 de septiembre de 1973, cientos de miles de partidarios de Allende se reunieron frente a la sede del gobierno, el palacio de La Moneda, para celebrar el tercer aniversario de su elección.

Fue una celebración efímera. Una semana más tarde, el palacio fue rodeado por tanques y ametralladoras que abrieron fuego contra el edificio. El gobierno se negó a rendirse y el edificio fue bombardeado.

Allende dirigió un mensaje radiofónico de despedida a la nación y explicó que no sería utilizado con fines propagandísticos por quienes pretendían destruir su gobierno.

Su guardaespaldas relató más tarde cómo «empezó a despedirse de nosotros uno a uno, nos dio un abrazo y nos dijo ‘gracias por todo, camarada, gracias por todo'». Se alejó de ellos y se oyó el disparo mientras se suicidaba. De haber vivido, podría haberse enfrentado a las torturas, asesinatos y «desapariciones» infligidos a miles de chilenos cuando la dictadura de Augusto Pinochet se dispuso a eliminar toda oposición a la junta militar.

Chas Gerretsen estuvo en Santiago durante esta época tumultuosa y más de 300 de sus fotografías están ahora disponibles en forma de libro.

La fotografía documental sigue siendo importante hoy en día, pero hace cincuenta años era absolutamente vital y Gerresten proporciona pruebas visuales de lo que ocurrió: la vida cotidiana, las manifestaciones, los disturbios civiles y el golpe de Estado del 11 de septiembre.

En 2019, después de publicar una de sus fotos en las redes sociales, Gerresten se dio cuenta de lo mucho que los chilenos querían ver lo que había sucedido en 1973. El crowdfunding hizo posible este inestimable testimonio del violento aplastamiento, respaldado por Estados Unidos, de un esfuerzo democrático. La esperanza es hermosa y Chile, antes del 11 de septiembre de 1973, fue testigo de una época hermosa en la que se respiraba un cambio progresista.

En octubre de 1998, Pinochet, de visita en Londres, fue detenido y puesto bajo arresto domiciliario, a la espera de ser extraditado a España para ser juzgado. En marzo de 2000, el gobierno laborista británico lo puso en libertad por motivos médicos espurios.