Finalmente, se han vuelto las tornas, y sucede un cambio generacional. En vez de ser yo quien se toma su tiempo para enseñar a mi hija, ella asume está el papel de profesora.
Steve Latham
Es una reversión del ensayo irónico de Rebecca Somit “Men explain things to me” (Los hombres me explican las cosas), en el que expone la práctica de la «condescendencia machista».
En cambio, mi hija me está ayudando a entender la política cambiante de la tercera ola feminista. Me encuentro firmemente en el asiento del aprendizaje.
Durante las navidades me regaló, “Your silence will not protect you” (Tu silencio no te protegerá), un conjunto de poemas de Audre Lorde, una pensadora afroamericana homosexual.
Además, me prestó algunas historias cortas dedicadas a la autora Octavia Butler, “Octavia’s Children” (Los niños de Octavia), una colección de «ficción visionaria» publicada por la anarquista AK Press.
Recientemente me he dado cuenta de que no me mantengo al día de los desarrollos sociales y políticos. Siempre me he enorgullecido de comprender las últimas tendencias. Ahora casi ni comprendo lo que está sucediendo.
Esto incluye: nuevos géneros musicales, como el grime y afro-beat; la vuelta de la explotación capitalista primitiva incontrolada; y el aumento de los medios de comunicación.
Pero principalmente, el cambiante panorama de políticas de sexualidad y género. Por primera vez, siento que he perdido el contacto, mientras que mi hija está en la vanguardia. Estoy orgulloso de ella, pero me siento un tanto atrasado.
En el pasado, la sabiduría yacía con los ancianos tribales; no es que les haya dado mucha importancia cuando joven, en mi propio activismo radical, creía que lo sabía todo.
Pero hoy en día, mientras el mundo avanza hacia un cambio acelerado, el conocimiento de nosotros los “abueletes” simplemente no se acomoda a las nuevas realidades.
Más bien, son los mismos jóvenes, quienes viven en este estado alterado, quienes están en el sitio idóneo para interpretarlas. Ven con nuevos ojos lo que nunca antes se ha visto.
No tenemos que estar necesariamente de acuerdo con lo que oímos. Después de todo, no todos los cambios son buenos. Pero tenemos que apreciar lo que estamos escuchando, y prestar atención a su nuevo entendimiento.
Se requiere escuchar. Solo mediante la humildad, quedándome callado y prestando atención podré empezar a comprender.
Por supuesto, desde la perspectiva de mi hija, claramente no escucho lo suficiente. Hay un largo camino por recorrer en mi concienciación tardía. Pero el deseo se encuentra allí.
Sin embargo, existe un peligro en adoptar una posición arrogante y condescendiente, en simplemente prestar atención.
Por lo que tengo que evitar verla solo como un medio para educarme, poner una vez más mis propias necesidades por encima de las suyas, como si ella fuese simplemente un complemento de mi ego masculino. Ella tiene su trayecto y agenda; tengo que recordar también no caer en la trampa de la «machoexplicación» de Solnit, intentando «clarificar» condescendientemente sus ideas.
No obstante, si quiero aprender, necesito escuchar, adoptar una postura genuina de receptividad. Por ello, esta columna se centra en mis propias respuestas, en mi necesidad de cambiar.
No asumo que puedo explicar el nuevo feminismo, mucho menos la posición de mi hija. Solo puedo trazar mi propia apreciación tardía.
(Traducido por: Julio César Ruiz Jiménez) – Fotos: Pixabay