El lugar es Los Ángeles, la época principios de los años 40, y los EE.UU. están tan empeñados en construir su armada para derrotar a Japón que se emplea a trabajadores no blancos en los astilleros para construir nuevos buques de guerra.
Sean Sheehan
Robert «Bob» Jones es uno de estos trabajadores y, como es bueno en su trabajo, es ascendido al puesto de jefe de tripulación.
A cargo de un pequeño grupo de otros trabajadores negros, a Bob le va bien y ha podido comprarse un coche.
Todo lo que tiene que hacer es tragarse su orgullo y aceptar la inferioridad institucional que conlleva ser negro » Si grita, que se vaya», publicado por primera vez en 1945, es la historia de lo que ocurre cuando Bob se niega a aceptarlo.
Al repudiar un insulto racial proferido por una empleada -las mujeres también se han incorporado a la industrialización de la guerra-, Bob es degradado.
Cuando expresa su ira, un grupo de trabajadores blancos le propina una brutal paliza. Jura matar al hombre que le ha propinado la peor paliza y, sabiendo que lo matará a sangre fría, Bob se siente inmensamente mejor y se anima. Los lectores saben que les espera una dura batalla.
Lo que sigue es un relato rápido y furioso que trasciende el género de la venganza. Todo lo que Bob observa está manchado por el racismo, no sólo las personas y sus relaciones con ellas, sino también los barrios, las portadas de las revistas, los sueños, el sexo. Está hirviendo de resentimiento y no está dispuesto a agachar la cabeza y acepchtar las cosas como son.
El sexo racializado es la dinamita que explota, dando lugar a una trama dramática y absorbente que se desarrolla a lo largo de cuatro días y muestra lo que significa ser negro en Estados Unidos.
La negritud es la muerte social», escribe Wilderson sin concesiones en Afropessimism, una violencia que va más allá de la carnicería del capitalismo y la opresión de género, excluyendo estructuralmente a los negros y convirtiéndolos en «los huéspedes de los parásitos humanos». La insistencia del afropesimismo en que la gramática del dolor de los negros es sui generis y exige un programa de cambio verdaderamente radical se confirma con el «Si grita, que se vaya». La década de 1940 puede parecer muy lejana, pero la historia se sitúa en California, no en uno de los estados del sur, y Black Lives Matter es el recordatorio de que el racismo está vivo y coleando en Estados Unidos. Lo que hace falta es la determinación mostrada por Malcolm X al hacer de la X su apellido como significante de un posible futuro surgido del borrado de una identidad pasada, y esto es lo que Bob Jones, a su manera tan airada, está intentando hacer.
Esta es la primera novela que escribió Chester Himes, que con el tiempo se autoexiliaría en París y se haría famoso por una serie de novelas policíacas protagonizadas por dos policías negros.
El afropesimismo no es autodefensa, el duelo no excluye la agencia, pero su desafío provoca preguntarse cómo debe construirse un auténtico antirracismo
«If he hollers, let him go», de Chester Himes, es publicado por Penguin.
(Traducido por Camila Marquez) – Fotos: Pixabay