Cinema, Cultura, Derechos Humanos

Estoy aquí… ¿Me ves?

Un experimento único durante la crisis de Covid desafió la opinión insolidaria de que los sin techo son vividores y demostró lo que puede hacerse cuando las gente se junta en una situación en que hay confianza y se respetan sus historias individuales. Los países ricos pueden resolver los problemas sociales, pero se resisten a financiar proyectos que funcionan.

 

Graham Douglas

 

La falta de vivienda es un problema mundial y en los países desarrollados se ha considerado a menudo como un fallo moral de los individuos a los que, por tanto, no merece la pena ayudar. Lo mismo ocurría con el consumo de drogas, hasta que la crisis del sida y el gran número de adictos a la heroína obligaron a cambiar la perspectiva y considerarlo un problema de salud pública. Portugal es reconocido como líder en políticas de drogas progresistas y eficaces, y muchas personas creen que ha llegado el momento de adoptar un enfoque similar con las personas sin hogar.

Durante el  confinamiento de Covid, las autoridades locales de Lisboa convirtieron un polideportivo en un lugar de residencia temporal para personas sin hogar, donde recibieron numerosas formas de asistencia y se desarrolló una comunidad solidaria, guiada por un líder activista en la que los residentes se responsabilizaban los unos de los otros y de garantizar las menores molestias posibles a las personas de los pisos vecinos.

Dos cineastas, Dorian Riviere y Zsofi Paczolay , que se encontraban en Lisboa en aquel momento, se fueron implicando poco a poco como voluntarios, lo que desembocó en «I am here», un documental, su primer largometraje en colaboración, que se proyectó en el festival DocLisboa de este año, donde hablé con ellos sobre las cuestiones relacionadas con el funcionamiento del centro y la realización de una película en su interior durante un periodo de 10 meses.

Cineasta Zsófia Paczolay.

Este es el primer largometraje de ambos, ¿cómo ha sido?

Zsofi: Durante Covid formamos parte de Docnomads, un máster europeo en dirección cinematográfica que tuvo lugar en Lisboa. Tras un encierro de dos meses, encontramos la oportunidad de trabajar como voluntarios en un centro de emergencia para personas sin hogar que acababa de abrir, el proyecto Casal Vistoso. Pasar algún tiempo allí y conocer a muchas personas que compartían sus intrigantes historias nos inspiró para empezar a soñar con un documental.

Dorian: Cuando le dijimos a la gente que éramos cineastas, algunos nos sugirieron que hiciéramos una película allí. Tras obtener el permiso y el apoyo entusiasta de Teresa Bispo, la coordinadora del programa, empezamos a llevar nuestra cámara. Al principio nos parecía imposible hacer una película de observación, así que, basándonos en las rutinas del lugar, empezamos a montar situaciones y a buscar gente que quisiera participar. Tiago y Plácido fueron los más entusiastas.

Plácido y Tiago aparecen mucho, ¿los demás eran tímidos?

Al principio teníamos todo tipo de ideas, pero en realidad fueron ellos los que se dedicaron todo el tiempo. Fueron persistentes, curiosos y generosos, y la mayoría de los días pudimos rodar juntos. Cuando no les apetecía, no lo hacíamos.

Había cuestiones éticas, como el respeto a la intimidad de las personas y preguntas como: ¿cómo se sentirían estas personas al ser vistas en esta película dentro de, digamos, 5 años, cuando sus vidas hubieran cambiado?

Algunos días todo iba bien, y otros días la gente no estaba disponible o simplemente no estaba de humor: cambiaba de un día para otro, así que tuvimos que adaptarnos.

Hubo algunos momentos difíciles en los que se vieron implicados residentes, personal y la policía, que sí mostraron, así que imagino que hubo muchos otros momentos que no se pudieron mostrar.

Cineasta Dorian Riviere.

D: Teníamos la norma tácita de no mostrar drogas, alcohol ni violencia, porque la película no trataba de eso y porque no queríamos alimentar prejuicios cuando el público viera la película. Es muy importante entender que las personas son individuos sensibles, con sus antecedentes personales y sus retos, con sueños y deseos, quizá un piso o un trabajo; nunca se les puede reducir a un puñado de bebedores y drogadictos.

Teresa insistía mucho en que la gente no bebiera ni consumiera drogas fuera porque los vecinos podrían estar observando y filmarles.

Z: El complejo deportivo está en una zona residencial y antes de Covid había sido muy utilizado por los vecinos, que se oponían mucho al cambio en el barrio, quejándose en Facebook. Una de las críticas era que no se había comunicado bien el proyecto para que los vecinos fueran más tolerantes a la hora de soportar esta carga extra, como el ruido y la presencia de adictos.

¿Los periódicos enviaron reporteros?

D: Salió en la televisión de diferentes maneras. El Ayuntamiento de Lisboa lo promocionó como una respuesta necesaria a Covid y a la necesidad de vacunarse, pero había gente que llevaba 20 años viviendo en la zona que se quejaba de que el centro les venía impuesto.

Z: Muchos vecinos viven en bloques altos y en una ocasión alguien lanzó un huevo a los residentes.

D: Aunque nunca hubo ningún tipo de violencia por parte de los residentes de la zona, sí hubo un problema con la gente que consumía drogas en los alrededores del centro, aunque grupos de residentes salían a diario a recoger cualquier aguja o signo de consumo de drogas.

Z: En ese momento no había ningún lugar cercano donde pudieran ir a consumir de forma legal y segura.

Los sin techo tenían una comunidad en la calle y dentro del centro, así que cuando se mudan a un piso, deben enfrentarse a una vida más aislada, un poco como la de los vecinos que viven en bloques.

D: Es un punto interesante. El Covid hizo que este aislamiento social fuera aún peor para todos, y sin darse cuenta los vecinos estaban experimentando los mismos retos y aislamiento que una persona que intenta salir de una larga situación de sinhogarismo.

¿Se realoja a las personas en lugares específicos donde puedan formar una comunidad o simplemente se les aloja donde haya un lugar disponible?

Z: Housing First intenta encontrar plazas disponibles con alquileres más bajos.

D: La idea es evitar un gueto, ayudar a la gente a integrarse en la zona y contar con trabajadores sociales. Es difícil y a veces la gente vuelve al centro o a donde sabe que puede reencontrarse con sus amigos.

Z: El aislamiento social es un problema para todos nosotros hoy en día, porque las redes vecinales ya no existen como antes. Tiago sigue con su vida, tiene trabajo, pero vive solo, así que sigue siendo un problema, y el programa no puede resolverlo. Me pregunto por qué la sociedad no proporciona lugares donde la gente pueda vivir en comunidad y aportar habilidades. Tiago lo hacía en el centro, porque siempre estaba disponible para ayudar con las reparaciones.

D: Para una persona en situación de sin hogar el reto es aún mayor. La gente cree que viven en la calle y mendigan porque son vagos y es dinero fácil.

Y creo que este es el mayor malentendido al que se enfrentan. Esperamos que la película muestre que las cosas no son así.

La vida normal de una persona puede acabar de repente cuando su pareja se va o muere, o tras un accidente y llega un punto en el que ha perdido a sus amigos y empieza a consumir drogas… es un largo camino de vuelta.

D: Las presiones de la sociedad no son obvias para la mayoría de nosotros, hasta que ocurre algo drástico y nos vemos expuestos a ellas. No es anormal, es una consecuencia lógica del mundo capitalista en el que vivimos, basado en una distribución injusta de la riqueza y los recursos sociales. Vimos algunas películas de Frederick Wiseman, que intenta explorar los distintos mecanismos de los sistemas sociales, cómo funciona la sociedad en su conjunto a distintos niveles. En la película mostramos la vida cotidiana en el centro, las distintas actividades de los residentes, los trabajadores sociales, los voluntarios: cómo todo surge de luchas y esfuerzos individuales concretos, y cómo esto se extiende a un sistema social. La pregunta principal que queríamos plantear en la película es «¿Qué es el cuidado y cómo cuidamos a nivel personal y también como sociedad?».

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marin) -Fotos y fotogramas cedidos por Dorian Rivière y autorizados para su publicación gratuita en The Prisma

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