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Global Financial Integrity: ha llegado el momento

GFI ha emitido un informe analizando la sorprendente pérdida de riqueza que se produce a través de un solo mecanismo de comercio: la facturación fraudulenta. Algunos de los niveles más altos de ingresos fiscales faltantes afectan a los países más pequeños. Se necesita una cooperación internacional eficaz para que las naciones se enfrenten a la sofisticada evasión fiscal globalizada y al ocultamiento de la riqueza.

 

Foto de Mauro Licul. Rijeka, Croatia. Unsplash

Graham Douglas

 

Los periódicos están totalmente cubiertos de noticias sobre el coronavirus, pero eso no significa que otros asuntos cruciales deban pasar desapercibidos, o se oculten de forma deliberada, porque, como dijo uno de los asesores de Blair el 11 de septiembre de 2001, “hoy es un buen día para enterrar malas noticias”.

Global Financial Integrity ha publicado un informe que en referencia a una de las maneras en que la economía global priva ahora a millones de personas, tanto en países desarrollados como en países en desarrollo, del valor añadido que crea su trabajo, y lo pone en manos de los ricos.

Hay muchas maneras de hacerlo durante las transacciones comerciales; este informe trata solo una: la facturación fraudulenta.

Este es el proceso mediante el cual, según el informe de GFI, “los comerciantes falsifican, de forma deliberada, los precios establecidos en las facturas de los bienes que importar y exportan, como herramienta para trasladar valores de manera ilícita a través de fronteras internacionales…”. Se puede hacer para evadir impuestos, blanquear dinero, evitar los controles de divisas u ocultar beneficios offshore.

Las cantidades implicadas son escandalosas: el informe estima que entre 2008 y 2017 han desaparecido 8,7 billones de dólares en el comercio entre 135 países en desarrollo y 36 países desarrollados, de los cuales 818 mil millones de dólares desaparecieron en 2017.

No es lo mismo que la manipulación de los precios de transferencia, que también se ha estimado que desvía enormes cantidades de dinero a una cinta transportadora que lleva la riqueza a los que están en la cima de la pirámide global: 1,1 billones de dólares más únicamente entre 2005 y 2007, solo para las importaciones en la UE y EE.UU., según Christian Aid.

El informe: las novedades

Estas actividades se conocen desde hace tiempo, pero este es el primer intento de cuantificar las sumas involucradas. Se ha hecho mediante un análisis de la brecha de valores, utilizando datos de la base de datos Comtrade de las Naciones Unidas.

Mediante la identificación de datos del comercio bilateral compatible entre pares específicos de países y la filtración de comercio no compatible, se ha derivado un conjunto de cifras para los millones desaparecidos en los comercios registrados.

Así, si el país A registra exportaciones al país B por un valor de 10 millones de dólares, mientras que el país B registra importaciones del país A durante el mismo período por un valor de solo 7 millones de dólares, está claro que 3 millones de dólares han desaparecido sin autorización.

El informe admite que las cifras no pueden ser precisas a la perfección, si bien los métodos utilizados son rigurosos, pero sí dan una buena idea de la magnitud del problema.

Lo que falta es un medio de distribuir la brecha de valores entre los dos socios. Lo único que podemos afirmar es que los ingresos fiscales de ambos países han sufrido, y la medida en que esto afecta a cada país dependerá también de los impuestos y aranceles que se aplican en cada país.

Tres de los cinco países con mayores brechas como porcentaje de su comercio total con los 36 países desarrollados durante este período se encuentran en África: Gambia (37,3%), Togo (30,2%) y Malawi (26,8%), y cuando las cifras se comparan como porcentaje de su comercio total con todos los socios, África vuelve a resaltar, con Gambia de nuevo a la cabeza (46,8%) y Ghana en el 26,5%.

Es interesante que entre ambos conjuntos de cinco aparezcan tres veces países insulares: Las Maldivas y las Seychelles una vez, y las Bahamas dos veces. En este segundo conjunto Paraguay es el único país latinoamericano, con una brecha del 27,1% en el comercio con todos los socios durante este período de 10 años, mientras que en el 2017 Bolivia aparece con un 23,8%.

A nivel regional, la brecha comercial entre los países en desarrollo y los 36 países desarrollados fue, de lejos, la más grande en el caso de Asia, con 476,3 mil millones de dólares, mientras que los países en desarrollo del hemisferio occidental (en otras palabras, Latinoamérica) agregó hasta 131,5 mil millones de dólares.

Foto de Kristijan Arsov. Barcelona, España. Unsplash.

El tamaño medio de la brecha es de alrededor del 20% para el comercio entre países en desarrollo y países desarrollados, y el mismo para el comercio cuyos socios son países en desarrollo. Otra observación general es que, en términos de diferencias porcentuales, son los países más pequeños los que tienen las mayores cifras. China posee la cifra total más grande, pero como porcentaje es solo el 18,8% de su comercio total.

¿Quién se beneficia?

Hay cuatro tipos de manipulación de precios, cuyos objetivos son diferentes.

Importar beneficios sobrevaluados, aquellos que quieren sacar dinero de su país o evitar los impuestos sobre la renta, mientras que las importaciones subvaluadas reducen las cuotas aduaneras y el IVA. Por otra parte, las exportaciones sobrevaluadas permiten a la empresa aprovechar las subvenciones a la exportación o las rebajas que pueden formar parte de las iniciativas políticas de su gobierno, dirigidas a desarrollar el país en beneficio de todos.

Por último, las exportaciones subvaluadas cumplen los mismos objetivos que las importaciones sobrevaluadas.

Dadas las grandes cantidades involucradas, sugiere que los socios comerciales puedan incluso ser elegidos con el fin de adaptar los beneficios mutuos posibles: otra forma en que la economía de un país se distorsiona para beneficiar a quienes están en posiciones clave.

Al examinar el comercio entre las regiones de los países en desarrollo surgen grandes diferencias.

Así, la brecha de valores entre los países de Oriente Medio y África del Norte (MENA) que comercian con los de África Subsahariana fue del 28,6%, mientras que la brecha entre ambas regiones y los países en desarrollo del hemisferio occidental fue solo del 14-15%.

El informe no lo explica, y claramente no es simplemente una cuestión de distancia, porque los países asiáticos tienen grandes brechas con todas las regiones de socios comerciales. Tal vez sugiere que las mayores ventajas ilícitas se derivan de los países con idiomas comunes y contactos cercanos que pueden facilitar la elección de los bienes para hacer intercambios con beneficio mutuo.

Conclusiones

A pesar de la imposibilidad de asignar beneficios por separado a cada miembro de un par de países comerciales, los investigadores de GFI también han obtenido conocimientos a partir de los debates con empresas y funcionarios gubernamentales, y creen que los principales motivos para la manipulación de los precios en los países en desarrollo son la fuga de capitales y la evasión fiscal. Trasladar dinero a las divisas fuertes del mundo desarrollado hace que sea menos vulnerable a la inflación y a las fluctuaciones de los tipos de cambio. Además, resulta interesante que sacar riqueza del país significa que no puede ser confiscada por funcionarios corruptos: una forma de corrupción para vencer a otra.

Este es el “factor de presión”, mientras que el “factor de atracción” es la evasión fiscal. Y son los países avanzados los que tienen la culpa, porque son los que ofrecen una sofisticada red de paraísos fiscales offshore, empresas cubiertas y cuentas anónimas en las que el efectivo puede desaparecer.

Esta situación recuerda la descrita en África por Tom Burgis en The Looting Machine (La máquina del saqueo) (2015), que lo llevó a señalar (p.73) el famoso lema de la Revolución de los Estados Unidos de 1776: ‘No Taxation without Representation’ (No hay tributación sin representación), que también funciona en sentido inverso en estas situaciones. Si solo los ricos financian al gobierno (y a sus compinches), las necesidades del pueblo pueden ignorarse con seguridad.

Algo que los países desarrollados pueden descubrir también a medida que avancen hacia la renta básica universal.

¿Qué se debe hacer?

En esta era de capitalismo avanzado, la tecnología le ha sacado clara ventaja a la ley, y los políticos corruptos tienen razones para mantener las cosas de esa manera, pero el resultado es una máquina de extracción que elimina el valor añadido por las fuerzas de trabajo en el mundo en desarrollo, y lo pone a trabajar de nuevo en las economías financieras del denominado mundo desarrollado.

Foto de Rinson Chory. Unsplash

GFI ha desarrollado una herramienta llamada GFTrade, que permite a los funcionarios de aduanas evaluar si el precio indicado en un producto importado es razonable en relación con los precios mundiales.

También recomiendan, en conformidad con la Organización Mundial de Aduanas (OMA), que se proporcionen recursos a las autoridades aduaneras e integren con los organismos fiscales y de cumplimiento de la ley para actuar en todos los ámbitos, en lugar de centrarse únicamente en la subvaluación de las importaciones.

Además, es necesario que haya una mayor cooperación internacional entre las autoridades fiscales y aduaneras, así como una mejor presentación de informes país por país para detener también la manipulación de los precios de transferencia. Por último, se requiere más transparencia para revelar a los verdaderos propietarios beneficiarios de las empresas comerciales y los fideicomisos offshore.

Es posible que el coronavirus provoque cambios a largo plazo en la economía mundial y seguramente hay muchos en posiciones de poder y conocimiento que, si no se opone resistencia, tratarán de fortalecer su control sobre la riqueza de las naciones.

(Traducido por Iris María Blanco Gabás – Email: irisbg7@gmail.com)

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