Derechos Humanos, Globo, Latinoamerica, Política, Reino Unido

Paul Oquist, equilibrio, política y cambio climático

“Es muy sintomático que el nuevo coronavirus nos demuestre ahora cuán poco preparados estamos para enfrentar altos riesgos, y cuán poco invertimos política y económicamente en evitarlos”.

 

Néstor Marín

 

Eso piensa el economista y asesor del gobierno nicaragüense, Paul Oquist, aunque considera que a pesar del alto grado de destrucción social y económica provocado por la Covid- 19, su impacto en la vida de los seres humanos es “pequeño, pasajero y recuperable”, comparado con el que causaría un intercambio nuclear, o el cambio climático. Norteamericano de nacimiento y sandinista por adopción, Oquist habló con la prensa a propósito de la presentación en Londres de su libro “Equilibra”, una serie de dos volúmenes que comienza con Ultimatum y trata de la existencia y evolución del universo, y de cómo los factores cosmológicos, geológicos, epidemiológicos y antropogénicos lo mantienen al borde de la extinción.

De todas ellas, Oquist cree que las más peligrosas y a la vez evitables son el cambio climático y una conflagración nuclear, por lo que lamenta que algunos gobiernos como el estadounidense no asuman posiciones contundentes y comprometidas al respecto.

“En el caso del cambio climático podríamos llegar a un punto de no retorno, porque está demostrado que la especie humana no está preparada para soportar temperaturas por encima de los 50 grados centígrados”, dice.

Oquist  – que también es ministro-secretario privado para Políticas Públicas de Nicaragua – considera que es imprescindible que los Estados adopten compromisos vinculantes para reducir las emisiones de carbono en menos de 45% para 2030, y alcanzar la sociedad de cero emisiones netas para 2050.

“Si hacemos eso, tenemos la esperanza de bajar la temperatura global en 1,5 grados, y de esa forma evitar consecuencias fatales”, recalca.

Recuerda que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, propuso en 2015 que los países que más contribuyeron al daño  ambiental con la Revolución Industrial compensen a los que están sufriendo ahora las consecuencias.

Afirma que algunos creen que es una propuesta muy radical, pero todos los sistemas legales del mundo, desde el Código Napoleónico hasta el Common Law (Derecho anglosajón), establecen que quien causa daño debe pagar la indemnización.

Igualmente piensa que el fin de la llamada guerra fría trajo una desmovilización del movimiento antinuclear que fue muy fuerte en los 60’s. Explica que parece que nos hemos acostumbrado a convivir con las armas y que en el mundo hay más de cuatro mil ojivas nucleares.

Oquist, quien en su libro hace un recuento pormenorizado de varios incidentes políticos que pusieron a la humanidad al borde de la extinción por un ataque atómico, opina que la solución sería comenzar un desarme escalonado.

El segundo volumen de “Equilibra” versa sobre el Imperialismo y sus etapas, las cuales el autor divide en mercantilismo, colonialismo de colonos, colonialismo de recursos, colonialismo tardío, neocolonialismo y la dominación de espectro completo.

Oquist cree necesario resaltar que las medidas coercitivas unilaterales e ilegales como las que aplican Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea contra otras naciones, organizaciones e individuos son un ejemplo claro de ese estadio imperialista.

“Se erigen como policía, fiscal, juez y alcaide sobre el resto del mundo, sin que nadie los haya empoderado, ni dado el derecho a juzgar a los demás”, dice citando los casos de Cuba, Irán, Venezuela y Nicaragua.

Considera además como una agravante que ese tipo de medidas coercitivas y con enfoque extraterritorial se apliquen incluso durante la pandemia de Covid-19, algo que está tipificado como un crimen de lesa humanidad por el Estatuto de Roma, instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional.

“Congelan haberes, violan los derechos humanos y el derecho a la propiedad individual de una forma absolutamente arbitraria y contraria a la ley internacional”, sentencia.

De acuerdo con Oquist, la más reciente expresión de lo que también califica como un acto de piratería moderna es la negativa del Banco de Inglaterra a devolverle a Venezuela el oro depositado en sus arcas de la City de Londres, con el dudoso argumento de que el gobierno británico no reconoce a Nicolás Maduro como el presidente constitucional del país suramericano. (PL)

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*