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VIH: estigma social en la comunidad inmigrante

Según estudios, en Londres hay 340 latinoamericanos con VIH. Pese a ser una enfermedad tratable, sigue siendo un tabú en la comunidad inmigrante. Una campaña liderada por una organización que trabaja con minorías étnicas quiere acabar los casos positivos para 2030.

 

Foto: Pixabay

Daniela Arias Baquero

 

En un continente donde la fuerza de la religión ha generado actitudes y costumbres muy conservadoras, tener VIH y sida genera una especie de rechazo en el entorno social.

Por ello, aunque se haya emigrado a un país donde este tipo de enfermedades es percibido con una mirada abierta, al interior de la comunidad persisten los prejuicios.

Según Carlos Corredor, gerente para Latinoamérica de NAZ: Sexual health for everyone, los más afectados provienen de Colombia, Ecuador y Perú, y una de las causas de la propagación es la ignorancia, unida al temor por la censura social.

Existe un mayor incremento de casos de VIH por año y la mayoría corresponde a personas que viven en zonas de gran privación donde se combinan factores culturales, económicos y de comportamiento, que los hacen más vulnerables.

Ha sido la campaña “Cero VIH”, liderada por NAZ y la Elton John AIDS Foundation, la cual ha proporcionado más de 120.000 pruebas de VIH en el sur de Londres, posibilitando brindar a los afectados un tratamiento que les permita llevar una vida normal.

Y también llevar una sexualidad sana y segura, que es el propósito de NAZ, fundada en nombre de Nazier, un inmigrante musulmán pakistaní que luego de contraer sida siendo gay, fue duramente rechazado por su familia, su comunidad y la sociedad por lo que murió sin ningún apoyo.

El año pasado la organización realizó 1.068 pruebas de VIH, de las cuales 23 fueron reactivas, lo que arroja una tasa de reactividad del 2,2% en Londres.

Carlos Corredor dice que en los 21 años que lleva con NAZ ha visto más de 500 personas latinoamericanas en Londres infectadas con la enfermedad. Y sobre ello, sobre la realidad detrás de las cifras, sobre campañas como “Cero VIH” y otros aspectos, habló con The Prisma.

¿De qué trata la campaña “Cero VIH”?

Forma parte de un convenio que firmó el Reino Unido para que no haya nuevos casos de infección de VIH para 2030 y está financiada por la Fundación Elton John, reconocida por su lucha contra el sida.

NAZ acompaña esta campaña haciendo el test a la población sexualmente activa para identificar a las personas con VIH y así ofrecerles un tratamiento.

Una persona que es tratada tiene una carga viral indetectable, es decir, que tiene cargas extremadamente pequeñas en la sangre o el virus está controlado por medicamentos como profilaxis previa a la exposición (Pre-exposure prophylaxis or PrEP), una tableta que se toma posterior a una relación sexual que se considere riesgosa y así, el virus no llega a propagarse por todo el cuerpo ni a infectar a otra persona.

¿Qué grupo poblacional está más afectado, hombres o mujeres?

El mayor número de usuarios que nosotros tenemos es población gay quienes son sexualmente más activos. Últimamente, hemos visto casos nuevos de personas heterosexuales, hombres y mujeres.

Carlos Corredor, gerente para Latinoamérica de NAZ: Sexual health for everyone

¿Qué nacionalidades de la comunidad latinoamericana se ven más afectadas?

En su orden, brasileños seguidos por colombianos, ecuatorianos y peruanos. Las cifras obedecen a las comunidades de acuerdo a la cantidad de habitantes que tiene cada país, siendo Brasil y Colombia las poblaciones más grandes de latinoamericanos en el Reino Unido.

¿Cómo es el proceso de aceptación del VIH en las personas latinoamericanas?

Es difícil. En cualquier país que sea de cultura cristiana se tiende a creer que merecemos estas enfermedades porque son producto de una mala acción y eso no es así.

Las enfermedades de transmisión sexual son producidas por bacterias, hongos, virus como se produce cualquier otra.

Un ejemplo cultural es que si a mí me da gripe, yo llamo a mis amigos a que se solidaricen conmigo mientras que si tengo gonorrea no pasa lo mismo.

Cuando una persona da a conocer que tiene VIH en su entorno social es rechazado, agredido o incluso desalojado del sitio donde vive porque todo el mundo piensa que está en riesgo de que lo pueda infectar. Las personas positivas tienden a pretender que se sienten mejor de lo que están.

Según la conferencia Internacional sobre el sida hay algunas personas que sufren violencia en su relación de pareja. ¿Qué correlación hay entre esa violencia y ser más propensos a ser infectados con VIH?

El problema de las relaciones violentas es que la persona que agrede le quita el carácter a la otra, es decir la anula y dentro de esos condicionamientos está quien le quita el poder de decisión.

Por ejemplo, llevar a la persona muchas veces a no tener una relación sexual segura. Una persona que tiene VIH y, además, está experimentando esa situación puede tener una autoestima muy baja, pues pierde la motivación de tener una vida normal porque su pareja le subyuga o somete.

En NAZ buscamos ayudar a las personas que sufren violencia para que no la experimenten y puedan tener una vida normal.

¿Cómo es el test que NAZ ofrece para saber si una persona ha sido infectada?

Es un test gratuito, rápido y 99.99% preciso. Para que reaccione deben pasar por lo menos 6 semanas desde que la persona estuvo expuesta al virus. Cuando la persona dice que tuvo una relación riesgosa hace tres semanas hacemos el test asumiendo que esa vez no ha sido la única y lo invitamos a realizarse otra prueba cuando haya cumplido 6 semanas.

Cuando la persona sale positiva, la referimos primero a la clínica donde va a recibir atención médica y tratamiento gratis en su mismo idioma. La ponemos en contacto con toda la red de servicios de apoyo para una persona que tiene VIH, que incluye ayuda emocional.

¿Qué tan integral es esta ayuda?

Cuando identificamos un caso nuevo de persona con VIH, la persona tiene muchos tópicos que resolver: no tiene un status con inmigración, no tiene un trabajo, es una persona que vive en condiciones poco dignas. Tampoco habla inglés, está sola…

En NAZ tenemos las vías para resolver esta situación, por ejemplo, existen organizaciones que ayudan al inmigrante a regularizarse. Una vez que la Home Office acepta su solicitud de inmigración, la persona tiene derecho a recibir los mismos servicios.

Nuestro objetivo es empoderar a la persona y ponerla en contacto con personas de su mismo país para que tenga la oportunidad de socializar.

En el Reino Unido la mayoría de los inmigrantes están solos, porque somos la primera o segunda generación de inmigrantes. Entonces, eso hace que la gente no tenga grupo social del cual ser parte.

También existe un grupo de apoyo de personas con VIH que realizan actividades en español porque creemos que es mucho más fácil identificarse con otras personas que hablen el mismo idioma.

Una vez al mes, compartimos comidas típicas de cada país para que se sientan en familia y hagan redes de contacto, para mejorar su ingreso económico y su calidad de vida.

¿Cuáles son las causas de propagación del VIH en la comunidad?

Básicamente ignorancia, es un virus que podemos evitarlo usando condón. También hay temor a la censura social: si usted carga condones y alguien se da cuenta, puede pensar que es una persona promiscua, entonces evita cargarlos.

No le podemos pedir a la gente que no tenga sexo. En nuestra comunidad la parte sexual es un tabú y eso nos hace más vulnerables. Esto es como una lotería: entre más sexo tengas con diferentes parejas, más vulnerable eres.

¿Qué servicios de salud ofrecen en confinamiento para acompañar a las personas con VIH y sida y también evitar que siga la propagación?

El Sexual Health London (SHL) provee información en todas las lenguas para que la gente se informe.

Ellos están enviando los kits de los tests por correo para VIH, clamidia, gonorrea, sífilis, hepatitis. Si sale positivo, remiten a la persona al hospital y es atendida sin ningún costo. Esto porque desde octubre de 2012 el VIH se considera una enfermedad de transmisión sexual y, por eso, en el Reino Unido están obligados a tratar a cualquier persona de manera gratuita.

(Fotos suministradas por Carlos Corredor / Naz)

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