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Mejor no pensar en ello

Anna sabe muy bien que envejecer significa perder compañeros, amigos y conocidos. Su fiesta de cumpleaños -y  no tendrá muchas más- constituye el capítulo inicial de “Beyond the storm”.

 

Sean Sheehan

 

La absorbente novela de Diana Finley continúa revelando la historia de la vida de Anna y sus intersecciones con episodios dolorosos en la historia europea del siglo XX.

Nace en una familia judía de Viena y cuando los nazis llegan al poder, huye a Palestina, solo para experimentar la división árabe-judía.

Llega a Londres en 1945 con su segundo marido, Sam, y se introduce en su sólido hábitat de clase media.

Su sentimiento de seguridad de clase le parece extraño, pero con el tiempo Anna llega a lamentar la adopción de algunos de sus valores. Se traslada a Berlín cuando envían allí a Sam como soldado de alto rango.

Los relatos de los antecedentes familiares de los personajes, además de los de Anna y Sam, proporcionan la rica textura de “Beyond the storm” (Más allá de la tormenta), vidas rotas que nunca se pueden volver a reunir: Frau Helga Stammel, su nueva cocinera en Berlín, se había casado con un hombre que se convirtió en un nazi empedernido y se divorció de ella por no producir hijos para el Fűhrer, echándola de su casa.

La criada de Anna, Hannelore, que se quedó embarazada a los quince años de un soldado que murió en el frente Oriental, tuvo que sobrevivir entregándose a los soldados del Ejército Rojo cuando la guerra llegó a su fin.

Selma, la niñera, había sido enviada a un campo por no apoyar a Hitler.

Foto de Mostafa Meraji en Unsplash

En “Beyond the storm” hay secretos y mentiras en la propia vida de Anna. Sus recuerdos son una búsqueda de la felicidad, pero el envejecimiento procede inexorablemente y su búsqueda se reduce a un vórtice de soledad.

Solón tenía razón cuando le dijo a Creso, rey de Lidia, que la felicidad de alguien solo puede asumirse con seguridad después de su muerte. Hasta entonces, siempre existe la posibilidad de que el dolor deshilache lo que podría haber sido una existencia muy feliz.

Helen Small, en “The long life”, que reconoce esto en su estudio de cómo se considera la vejez en la literatura y la filosofía occidentales, utiliza “King lear” para profundizar en la cuestión de cómo el fin de una larga vida afecta a nuestro juicio general de la vida de una persona. “¿Es este el final prometido?”, pregunta un amigo leal mientras presencia cómo el rey Lear, enloquecido y aullando, hace su última aparición en el escenario llevando el cuerpo de su hija.

Observando a escritores más modernos, Small observa cuánto prevalece la idea de que la vida tiene sentido si le damos la forma de una narrativa.

Epicuro difiere, negando que la duración del tiempo agregue algo a una buena vida: un pensamiento reconfortante cuando la muerte llega en un momento que se considera prematuro. Esperar un sentido de integridad narrativa en la vida solo puede llevar a la decepción y hay algo que se puede decir por no pensar demasiado sobre ella.

Esta es la conclusión de Simone de Beauvoir, después de más de 500 páginas observando las actitudes del envejecimiento en “La vejez”.

“Beyond the storm”, de Diana Finley, publicado por HarperCollins. “The long life”, de Helen Small, publicado por Oxford University Press.

(Traducido por Iris María Gabás Blanco – Email: irisbg7@gmail.com)

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