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Scots Wha Hae!

Las recientes elecciones locales en Gran Bretaña han planteado muchos temas para la reflexión. Tal vez, el más significativo sea la victoria del Partido Nacional Escocés, en su parlamento descentralizado.

 

Steve Latham

 

El SNP (Partido Nacional Escocés) no posee mayoría, pero con el apoyo de los Verdes, serán alentados en su determinación de convocar un nuevo referéndum.

Esto encontrará resistencia por parte del gobierno británico de Boris Johnson en Londres, quien ha afirmado que no reconocerá ningún voto en el Parlamento escocés a favor del llamado ‘IndyRef2’.

Un consecuente enfrentamiento podría llevar a desafío legal por parte de la líder del SNP, Nicola Sturgeon, de disuadir a la corte para apoyar la voluntad democrática del pueblo escocés sobre Westminster.

Para mí también supone un dilema. Durante el referéndum de independencia del 2014, estuve de vacaciones en Edimburgo.

Como inglés, algo romántico e históricamente consciente, simpatizaba con el caso escocés.

Recuerdo  que siempre que viajábamos allí en las vacaciones de verano, mi decía que lo apoyaba.

Ahora, a favor del viejo adagio según el cual empezamos como radicales y terminamos como conservadores, él está en contra; y debo decir que me asusta también, aunque no por las mismas razones.

En 2014, la opción era una Escocia independiente, dentro de la Unión Europea. Pero desde entonces, hemos tenido el referéndum del Brexit.

Si Escocia se independizara ahora, significaría dejarnos fuera de la UE; cuando Escocia solicitó reincorporarse, esta vez, como nación soberana.

Esto puede causar a los escoceses algunas dificultades económicas, tal vez con una frontera entre ellos e Inglaterra; problema que hemos visto con la nueva frontera marítima entre Reino Unido e Irlanda del Norte. Sin embargo, el principal problema político que me preocupa es uno que nos afecta, ya que eliminaría a Escocia como contrapeso a la base del poder conservador inglés.

Uno de los puntos principales en estas elecciones, fue la diferencia en las pautas de votación entre las tres naciones continentales de la Unión (Irlanda del Norte no participó esta vez).

 Escocia se decantó por el SNP, Gales por los laboristas y los conservadores solo obtuvieron su abrumadora victoria al ganar en los distritos electorales ingleses.

Puede ser que los ciudadanos tendieran a votar a quien estaba en el poder dentro de sus propias asambleas descentralizadas, como expresión de solidaridad y apoyo durante la crisis del Covid.

Pero el resultado ha dado lugar a efectos políticos muy diferentes en todo el Reino Unido. La derrota de los laboristas ha permitido una hegemonía conservadora aparentemente inexpugnable. Además de sus ganancias electorales en bastiones anteriormente laboristas, los conservadores hicieron pequeños avances en Gales, pero se han convertido en la principal oposición en Escocia, como el único partido creíble de la Unión.

No obstante, en general, su capitulación al populismo, los ha convertido, en efecto, en un partido nacional inglés limitado.

Están combinando una nueva defensa disraeliana de una sola nación sobre “subir el nivel” para las antiguas regiones inglesas empobrecidas, con una hostilidad xenofóbica hacia los extranjeros. El peligro radica en que esto pueda llevar a la ruptura de la propia Unión; con voces que debaten un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, por primera vez en décadas.

(“Scots What Hae” es una canción del famoso poeta patriótico escocés Robert Burns).

(Traducción de Lidia Pintos Medina) – Fotos: Pixabay

 

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