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Historias que se meten en la piel

“Mañana no se atreverán a asesinarnos”, de Joseph Andras, se enfrenta a uno de los dos crímenes imperdonables de la Francia moderna.

 

Sean Sheehan

 

El primero fue el gobierno colaboracionista de Vichy, que no se limitó a pactar con el poder nazi -lamentablemente, bajo coacción, según la historia-, sino que acorraló de buen grado a sus ciudadanos judíos y los metió en trenes con destino a Auschwitz.

Luego, entre 1954 y 1962, el papel del Estado francés en la Guerra de la Independencia de Argelia reveló una vez más su capacidad voluntaria de abrazar la brutalidad, esta vez en sus ejecuciones extrajudiciales y el uso generalizado de la tortura contra los insurgentes y sus presuntos partidarios.

El libro se basa en la historia real de Fernand Iveton, el único “europeo” ejecutado por Francia durante la guerra de Argelia.

Iveton fue uno de los cientos de miles de Pied-Noirs (“pies negros”), personas de origen mayoritariamente francés que nacieron y vivieron en Argelia cuando el país era una colonia francesa.

Los principios comunistas de Iveton le llevaron a simpatizar con los insurgentes que pedían la independencia y, al igual que la Angry Brigade en Gran Bretaña, estaba dispuesto a participar en actos simbólicos de bombardeo por una causa justa.

Colocó un artefacto explosivo en una fábrica, programado para que estallara después de las horas de trabajo para que nadie resultara herido, pero fue capturado, torturado y condenado a morir en la guillotina.

El autor, Joseph Andras, cuenta la historia de cómo Iveton conoció al amor de su vida, Hélène, cuando estaba en París para una cita médica.

Su relación, relatada con la misma precisión y afecto con que se describe el destino de Iveton tras su detención, es tierna y hermosa.

Hace que la tortura que se le inflige sea aún más dolorosa de leer y, al final del libro, la acusación de terrorismo se dirige mejor al gobierno que a los que luchan violentamente por una causa justa.

De la misma editorial, un libro muy diferente pero que también se mete en la piel del lector es “Terminal Boredom” (Aburrimiento terminal), la primera traducción de cuentos de Izumi Suzuki (1949-1986) que aparece en inglés.

Los escenarios son muy imaginativos y futuristas, pero etiquetarlos como ciencia ficción desvía la atención de los estados de ánimo de descontento y precariedad que se infiltran en las historias.

La falta de fundamento de la vida, la ausencia del gran Otro, es un tema desconcertante y se explora una perspectiva feminista de forma muy especulativa y punk.

En el primer cuento, Mujeres y mujeres, la sociedad es rígidamente matriarcal y los hombres existen en los márgenes de la sombra.

Esto hace que el encuentro de la narradora con un joven sea para ella un paso hacia lo desconocido. En el relato que da título al libro, los ancianos no están preocupados por la posible aparición de la demencia, sino por el aburrimiento que desciende sobre unas vidas envejecidas pero llenas de energía.

Otros relatos indagan en cuestiones inquietantes sobre la identidad y el tiempo, rara vez de forma autoconsciente y filosófica, y atraen a los lectores a sus mundos problemáticos.

“Tomorrow they won’t dare to murder us”, de Joseph Andras, y “Terminal Boredom”, de Izumi Susuki, han sido publicados por Verso.

(Traducido por Camila Márquez)

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