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Inmigrantes y activistas: Yonatan Mosquera, no podemos callar

Era activista en su país, Colombia, de donde huyó a los veinte años. Actualmente, mientras recibe la xenofobia de la policía británica, hace campaña por Irak, Cuba, Palestina, la clase trabajadora, pero sobre todo por Colombia. Y trata de educar a nuevos y futuros activistas. 

 

Elle McHale

 

Una in vestigación realizada por el Ministerio del Interior en el año 2000 puso de manifiesto que los cacheos rara vez eran eficaces para atajar la delincuencia y estimulaban un alto índice de registros improductivos a las minorías étnicas.

Mosquera llegó a Londres en 1997, y durante sus primeros seis meses fue parado por la policía tres veces.

“En aquel momento no me di cuenta de que ser parado tres veces en seis meses es demasiado. Ahora sé que es por la hostilidad de los refugiados, sabían que estábamos allí y por eso nos paraban”, dice.

“Yo acababa de llegar de Colombia, así que estaba acostumbrado a que la policía me parara todo el tiempo y me alegraba de que no me golpearan. Pensaba que no me habían golpeado, sólo me habían parado, que era ‘un gran paso al frente’. Pensaba que eso era bueno”, explica.

En la década de 1990, las muertes registradas en Colombia a causa de la violencia política fueron muy elevadas; en 1992, los grupos de derechos humanos registraron más de 4.100 muertes como consecuencia de la brutalidad del Estado.

Yonatan Mosquera, uno de los principales organizadores de varias campañas de derechos humanos, habló con The Prisma sobre las luchas a las que se enfrentan diariamente los inmigrantes y la importancia del activismo.

¿Cuáles son las principales luchas a las que se enfrentan los inmigrantes en el Reino Unido?

Creo que la clase obrera inmigrante comparte las mismas luchas que la clase obrera nativa: las condiciones de trabajo, el deterioro de los empleos y los salarios. Pero las nuestras son más intensas por el hecho de ser inmigrantes.

Ser inmigrante significa que tienes menos probabilidades de tener documentos adecuados para trabajar, menos probabilidades de tener una buena red que te encuentre buenos trabajos, menos probabilidades de tener acceso a los servicios y menos confianza.

Una de las razones por las que no se da documentación a la gente no es para salir de ella, sino para mantenerla bajo control.

Se trata de controlar la cantidad de gente que entra y de asegurarse de que los que vienen, vienen sin confianza. Cada vez que uno de ellos es deportado hay  escalofríos en la comunidad porque se corre la voz y la gente se asusta. Muchísimas veces, especialmente en los últimos meses con la movilización en Colombia, he escuchado a la gente decir: No puedo ir a una protesta porque qué pasa si la policía me pide la documentación. Así que hemos tenido que hacer mucha pedagogía sobre el derecho a la protesta.

No tienes que hablar con la policía. No digas nada. No les digas tu nombre, definitivamente no les digas tu estatus migratorio. Primero tienen que detenerte.

Hubo una ocasión en la que todos los activistas de aquí (del Reino Unido) decían que es mejor que nuestros compañeros sin documentos para vivir acá, no participen en las protestas. Pero eso es ridículo, tenemos que participar.

La clase patronal quiere que tengamos menos confianza, así entonces aceptamos salarios bajos, aceptamos los peores trabajos y aceptamos las peores condiciones, lo que a su vez repercute en la clase trabajadora nativa porque si los inmigrantes están dispuestos a trabajar por menos los nativos van a recibir menos.

¿Es la gente consciente de esto? ¿Lucha contra ello?

Trabajé en Smithfield Market  y era el único extranjero en la tienda. El jefe vino y me dio mi salario y era menor que el de mis colegas blancos.

Siempre he creído que hay que enseñar la nómina a los compañeros, el hecho de que el jefe no quiera que la enseñes te dice que debes hacerlo.

Después de enseñársela, me dijeron que no, que esto es menos de lo que recibimos, y metieron al sindicato y dijeron que no, que hay que pagarle lo mismo que a los otros principiantes.

Les pregunté por qué lo habían hecho y me dijeron: “Bueno, tenemos que hacerlo porque si se salen con la suya pagandote menos hoy, mañana se salen con la suya pagándonos menos. Así que tenemos que asegurarnos de que cualquier inmigrante o cualquier persona que venga aquí cobre lo mismo que nosotros. De lo contrario, bajarán sus salarios y bajarán los nuestros”.

Se trata de unos blancos de nacionalidad británica que defienden el derecho de un inmigrante a ganar lo mismo que ellos.

¿Cree que el gobierno británico está haciendo lo suficiente para ayudar a Colombia?

El gobierno británico es cómplice del régimen carnicero colombiano. El gobierno británico es cómplice de la brutalidad en todo el mundo. Ellos inventaron todo el asunto.

Esta es otra cosa en la que algunos de mis colegas, especialmente los nuevos, se hacen muchas ilusiones.

De alguna manera piensan que el Reino Unido es una fuerza del bien y que de alguna manera el gobierno británico va a ayudar al pueblo colombiano.

El gobierno del Reino Unido no se preocupa por el pueblo del Reino Unido, ¿por qué iba a preocuparse por el pueblo colombiano?

La gente se hace ciertas ilusiones porque no se ve a la policía británica asesinando gente en las calles y todo eso.

El Reino Unido oculta que entrena a la policía colombiana, pero los entrenan, les dan dinero y armas y les dan cobertura diplomática en las Naciones Unidas, en todas partes.

Creo que hacen demasiado, están ayudando demasiado a la policía colombiana. Les dan demasiado dinero, les dan demasiada cobertura diplomática.

Lo que deberían hacer es no intervenir en Colombia. Deberían dejar su injerencia en Colombia.

¿Esta injerencia británica obstaculiza el progreso en Colombia?

Los británicos han estado involucrados en el entrenamiento de escuadrones de la muerte.

En las zonas ricas en petróleo tienen escuadrones de la muerte y los ministros que los controlan están directamente involucrados en su financiación.

Pero no son el lugar principal, los estadounidenses son el lugar principal, los británicos, los franceses, los españoles, los japoneses, los australianos, los canadienses, todos ellos. Los estadounidenses son los que suelen estar allí porque tienen interés en proteger a sus propias grandes empresas.

Para mí, el principal problema es que la clase obrera en Colombia no tiene ningún liderazgo político al igual que el mismo problema con la clase obrera en Inglaterra, y en cualquier otra parte del mundo fuera de Cuba.

Para mí la única parte del mundo donde el pueblo trabajador tiene un partido que lucha por sus propios derechos y sus propios intereses es Cuba. Fuera de Cuba no tenemos partidos, eso es un verdadero problema.

Si tuviéramos un partido adecuado que luchara por nuestros intereses de clase, las cosas serían diferentes.

¿Qué se siente hacer campaña por los derechos de los colombianos en el Reino Unido?

Algunos de mis compañeros piensan que aquí podemos influir en lo que ocurre en Colombia, yo creo que no. Puede que me equivoque, pero soy de la opinión de que la razón por la que lo hacemos es para mostrar apoyo y darles moral.

Es una inyección de moral para mostrar que estamos luchando por Colombia y que se den cuenta de que no están solos.

Sólo somos una prolongación de lo que está ocurriendo en nuestro país, si la gente se queda callada en su país, se quedará callada aquí.

La campaña en Colombia es la verdadera, y nosotros sólo somos seguidores. Ellos son el fútbol, nosotros somos los animadores.

Podemos influir en las cosas aquí y eso es lo que debemos hacer. Mi opinión es que debemos involucrarnos en lo que pasa aquí, como con la campaña “Kill the bill”, eso es más importante.

Que tengamos algo de poder porque somos parte de la clase trabajadora de este país, no importa dónde hayamos nacido, somos parte de la clase trabajadora del Reino Unido.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín) – Fotos suministradas por el entrevistado y autorizadas para su publicación

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