Ahora estamos en el siglo XXI. En la escuela hemos aprendido sobre el hombre antiguo y cómo encendía el fuego para obtener luz, calor y comida. Utilizaba herramientas sencillas en su vida primitiva. Esto es lo que dice la historia. (Este artículo se publicó en 2016. Los duros acontecimientos de hoy lo hacen relievante que nunca.)
Hoy, en pleno siglo XXI, lleno de herramientas de última generación y tecnología moderna, millones de personas siguen utilizando lo que el hombre antiguo empleaba para conseguir fuego: los refugiados sirios, el continente africano y los países pobres. Pero yo hablaré de la ciudad donde nací, la ciudad de Gaza.
Durante los últimos siete años, la Franja de Gaza entró en un programa de corte de electricidad. La electricidad se corta a veces ocho horas al día, a veces más de diez horas; en los días de lluvia a veces no tienen electricidad en absoluto.
Lo triste es que aquí la gente está acostumbrada al programa.
Los cortes de electricidad se deben a la falta de una cantidad suficiente de electricidad en la Franja de Gaza para iluminar casas enteras al mismo tiempo. La ciudad de Gaza sigue viviendo en un bloqueo injusto; las puertas cerradas se han oxidado porque llevan cerradas más de 7 años. Hemos vivido tres guerras en menos de cinco años y los niños de aquí han sido testigos de muchas escenas dolorosas.
Cientos de miles de generaciones de palestinos han perdido la vida o han quedado relegados a las aceras de la calle a causa del bloqueo. No tienen ingresos ni trabajo.
No te sorprendas cuando encuentres a un palestino con un máster en una materia especializada trabajando en una tienda. Tal vez le necesite el mercado exterior fuera de Gaza. Tal vez lo encuentres sentado en la acera la mayor parte del tiempo.
En los últimos años he hablado mucho de la ciudad. Hemos perdido la esperanza en el cambio; generaciones de palestinos viven sólo de alguna pequeña ayuda.
El mundo no habla de Gaza, el mundo se ha olvidado. Los medios de comunicación sólo hablan cuando se derrama sangre en las calles, sólo cuando llegan las guerras; sólo entonces los encontrarás hablando de lo que ocurrió en Gaza, e incluso entonces, sólo temporalmente.
Dejaré de hablar porque no quiero perder el control de mis sentimientos. Lo único que deseo ahora es una vida mejor. Me gustaría ver la naturaleza que veo aquí en la televisión, y me gustaría poder ver los fuegos artificiales que se lanzan al aire en los lugares públicos de aquí.
Todos somos víctimas en Gaza; víctimas del silencio del mundo, de gobiernos silenciosos.
El mundo está ocupado con el desarrollo, la libertad y la democracia, pero ignora los derechos de las víctimas de la libertad y la democracia.
Ayer grabé un vídeo de una familia pobre y sin hogar, y sigo pensando, ¿cuánta gente sigue viviendo así? ¿Cuántos refugiados sirios están ahora sin hogar? ¿De verdad estamos en el siglo XXI?
¿Cuántas personas abandonarán su casa y se convertirán en refugiados este año? Las cifras siguen aumentando cada día.
Sí, las grandes potencias ِ se comprometen en la lucha contra el terrorismo, pero sólo buscan soluciones temporales, porque esas potencias sólo sirven a sus propios intereses.
La gente de todo el mundo sigue creyendo en los falsos medios de comunicación. Ni siquiera han intentado ver la realidad, ponerse en nuestro lugar durante un breve minuto.
De acuerdo. Ahora estamos en el siglo XXI. A la gente no le gusta la historia larga. Quieren leer la historia corta porque el mundo ya no tiene tiempo para leer.
*Artículo publicado originalmente en Unity News.
(Traducido por The Prisma – The Multicultural Newspaper) – Fotos: Pixabay